Desde su humilde comienzo en el año 1940 en San Martín de Rubiales (Burgos), Horpiso ha sido un pilar fundamental en el sector de la maquinaria agrícola en España. Fundada con el objetivo de fabricar galeras, remolques y una amplia variedad de aperos agrícolas de calidad, la empresa rápidamente se ganó la confianza de los agricultores por su compromiso con la excelencia y la durabilidad de sus productos.
Con más de 80 años de experiencia profesional, Horpiso ha sido testigo de los cambios y avances en el sector agrícola español. En 1978, la empresa dio un paso crucial al trasladar su fábrica a Peñafiel (Valladolid), donde comenzó una nueva etapa de crecimiento y expansión. En estas modernas instalaciones, Horpiso ha continuado su legado de calidad y ha ampliado constantemente su gama de productos para satisfacer las necesidades cambiantes de los agricultores.
Lo que distingue a Horpiso es su compromiso con la innovación. Año tras año, la empresa invierte en investigación y desarrollo para crear maquinaria agrícola que no solo facilite el trabajo en el campo, sino que también aumente la eficiencia y la productividad de los agricultores. Desde tractores hasta equipos de siembra y cosecha, cada producto de Horpiso está diseñado con la última tecnología y los más altos estándares de calidad.
Pero más allá de la innovación, Horpiso se enorgullece de su arraigada tradición y su conexión con el campo español. La empresa valora sus raíces y se esfuerza por mantener los valores de honestidad, trabajo duro y respeto por la tierra que han sido fundamentales desde el principio.
En Horpiso, creemos en el poder transformador de la maquinaria agrícola. Creemos en apoyar a nuestros agricultores y en contribuir al crecimiento sostenible del sector agrícola español. Somos más que una empresa; somos parte de una comunidad dedicada a alimentar al mundo y cuidar de nuestra tierra.
Únete a nosotros en nuestro viaje de innovación y tradición. Descubre cómo Horpiso puede ayudarte a alcanzar tus metas en el campo. ¡Bienvenido a la familia Horpiso!
